En el post
anterior, hemos visto que una ceremonia es un acto humano rodeado de
determinadas formalidades. Hoy es preciso recurrir al tronco, es decir al Ceremonial.
¿Qué es el Ceremonial? Es una disciplina rodeada de sentido estético, buen
gusto y tacto social, que tiene como finalidad facilitar la comunicación entre
las personas, reconociendo a éstas el lugar que ocupan en la sociedad.
Apreciamos enseguida
que nos encontramos ante algo sencillo y muy lejos de las acepciones que con
mucha frecuencia se difunden y logran confundirnos.
¿Qué es el
Protocolo y qué papel juega junto a una ceremonia? Los ejemplos son buenos
recursos didácticos. Tomemos una fecha patria.
Existe una norma nacional y ella establece
la celebración de ese día. Eso es Protocolo.
Por otra parte, como
es preciso concretar esa celebración, en las escuelas los niños recordarán el
día o quizás se realice un desfile militar o se coloque una ofrenda floral. Eso
es una ceremonia.
En términos más precisos
hay que decir que Protocolo es la norma escrita o consuetudinaria implantada
por ley o por costumbre. Ceremonia es la forma por medio de la cual se expresa
la norma. El Protocolo no se rompe jamás. En todo caso se lo deja a un lado.
Me parece que
muchas personas recordamos algunos términos. Ellos son: “buenas maneras”, “comportamiento
social”, “urbanidad”. “etiqueta”. Esas palabras han sido reemplazadas en
nuestra lengua castellana por “normas del saber estar”.
Así, es posible
decir “saber estar en casa”, “saber estar en el trabajo”, “saber estar entre
amigos”, “saber estar en la diversión”, “saber estar en el deporte” y un largo
etcétera. La razón es sencilla puesto que es difícil aceptar normas objetivas,
es decir las que nos son “dadas”. En cambio, lo subjetivo está más cercano.
¿Está vigente la
cortesía? Sí. Pero bueno es recordar que cuando la cortesía se
encuentra de por medio la obligación no
existe. Así, cedo el paso a una persona mayor o me pongo de pie para saludar a
una dama o detengo el auto cuando pasa un cortejo fúnebre. No se da la antigua
forma de un sencillo contrato de compraventa. Allí pago un precio y, por lo tanto, tengo derecho a recibir lo
que he abonado. En la cortesía lo hago por educación, por respeto.
He intentado
desmitificar hasta aquí varios términos. Por eso, estaremos en condiciones de
conocer las llamadas precedencias. Viene a mi memoria una ceremonia importante
y también la llegada de un invitado.
Escuché su sinceridad en un diálogo con la recepcionista: “No sé nada de
Protocolo, pero ¿cuál es mi sitio por favor? Comprobaremos que aunque todos
somos iguales debemos aplicar una sabia norma. Nos dice que la justicia es la
permanente voluntad de dar a cada uno lo suyo, que no es lo mismo a dar a todos
lo mismo. ¿Por qué? Lo consideraremos con la aplicación de los números ordinales: lo
primero, lo cuarto, lo quinto. Es decir la anterioridad en el orden.
Continuaremos con
estas ideas en un próximo post.
Roberto Cava
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