miércoles, 16 de diciembre de 2015

Una asunción presidencial ingeniosa



A lo largo de este año CAMBIO fue publicando algunas notas mías. Mi condición  de ciudadano legal uruguayo por ser hijo de madre oriental, me permite hoy dedicar unas palabras a la asunción  presidencial argentina. Nos representó el presidente Vázquez y fue muy bienvenido.

No me detendré en los detalles previos a la ceremonia de asunción. Fueron temas políticos ajenos ahora a este artículo. Argentina posee sus normas de Ceremonial recogidas en una norma jurídica. También, todas las reparticiones públicas poseen sus direcciones de Ceremonial.

No fue una única ceremonia. La jornada tuvo sus partes como si se tratara de una pieza musical. El traslado del presidente electo desde su domicilio hasta el Congreso  fue antológico. Policías motorizados abrieron paso al coche. Los Granaderos de San Martín escoltaron el cortejo en el último tramo. Su fanfarria sonó solemne y el auto se detuvo en la entrada principal del edificio emblemático inaugurado en 1910. Descendieron el presidente, su esposa y dos hijas. Pese a que había innumerables personas, nadie se acercó para cerrar la puerta del automóvil. La Primera Dama salvó la situación haciéndolo personalmente.

En el recinto del Congreso se respiró un aire sereno con aplausos moderados y llenos de afecto. Los juramentos de la Vice Presidente y del Presidente de la Nación se escucharon muy bien y el nuevo mandatario pronunció un discurso ante la Asamblea Legislativa e innumerables invitados. Aparecieron antes las vulgarmente llamadas “gaseosas”. En Ceremonial sabemos ofrecerlas solamente a quienes hablan  en un
evento. Aquí, en cambio, las vimos –eran aguas minerales-  en abundancia.

Más adelante el nuevo Presidente y su esposa salieron con destino a la Casa de Gobierno. Utilizaron una camioneta que permitió que se asomaran los dos por el techo. 
 
En la muy conocida Casa Rosada, el Primer Magistrado recibió la banda y el bastón presidencial. Hubo aplausos muy cálidos y un  rumor cercano lo invitó a asomarse a uno de los balcones.

En tanto, los invitados a la recepción en la Cancillería situada junto a la Plaza San Martín, fueron llevados en cómodos transportes. En la Casa de Gobierno los seiscientos Granaderos pudieron comer un ligero tentempié. Es sabido que la vida castrense comienza temprano y era preciso reparar fuerzas con un buen plato frío y arroz con leche. 

El Palacio San Martín recibió a las delegaciones extranjeras. Un funcionario, lista en mano, fue presentando a sus integrantes. Después, allí se sirvió un cóctel. El presidente Vázquez siempre sonriente se mostró muy afable con todos. Sin embargo y en general, las imágenes de esta recepción vistas en la televisión no fueron buenas. Personas que iban y volvían junto a una gloriosa improvisación.

Vino después el juramento del Gabinete Nacional en el Museo del Bicentenario que está junto a la Casa de Gobierno. Otro nuevo traslado hecho con buen humor. El Presidente salvó situaciones con buen humor. Así, a un funcionario de una provincia, en lugar de llamarlo “Juan”, le dijo “John” junto con una sonrisa. No hubo aquí agasajo gastronómico.

A las 21.15 fue la Función de Gala en el Teatro Colón. La puntualidad que es el “deber de las gentes honestas y la cortesía de los reyes” brilló maravillosamente. Vi como algo imposible, el cumplimiento de la antigua norma del Ceremonial que indica el ingreso de la máxima autoridad en último término. Sea como fuere, el nuevo Presidente y su mujer llegaron al palco principal y de inmediato sonó el Himno Nacional ejecutado por la Orquesta del Colón, el Coro y todo el público.

El programa musical elegido no adhirió a aquello que nos dice que la música brillante es para todos y la muy culta y refinada únicamente para los entendidos. Cuando terminó los anfitriones sirvieron un nuevo agasajo. En fin. Parecería que el ofrecido en la Cancillería y este nocturno, eran los encargados de reemplazar la clásica cena de gala en honor de las delegaciones extranjeras.  

Las normas universales del Ceremonial fueron aplicadas aunque el cóctel vespertino y el nocturno actuaron como ingeniosas soluciones en un día muy especial.



Roberto Cava De Feo

Para CAMBIO

viernes, 13 de noviembre de 2015

Variadas preguntas sobre comportamiento social:




1.     Me llama la atención que en algunas iglesias no se permite sacar fotos a los niños en el día de su Primera Comunión. ¿Hay algún motivo?

Las fotos durante las ceremonias religiosas son históricamente bastante recientes. Los mayores recordamos que no se sacaban fotos durante un casamiento. Una vez finalizada la ceremonia, se fotografiaba a los novios en la puerta de la iglesia. Allí estaba “Foto Vía” y, con magnesio iluminaba todo. En cuanto a las primeras comuniones se ha querido respetar más esas ceremonias y evitar que la serenidad de los niños se vea interrumpida por los flashes. Ahora, con los teléfonos y otros medios, se sacan fotos y, por eso, en algunas iglesias se ruega a los familiares que eviten las fotografías porque son molestas e interfieren en la recepción de un sacramento como lo es la Eucaristía.

2.     ¿Se deben agradecer siempre los regalos de casamiento?

Es de bien nacidos ser agradecidos, dice el antiguo refrán. Siempre se podrá agradecer lo que se ha recibido. Los medios son muy variados. A veces por escrito, otras verbalmente. Si los novios hacen un viaje largo después del casamiento, sus padres pueden agradecer en nombre de ellos. Hay que agradecer todo. ¿Hasta un cenicero barato? Sí, y teniendo la delicadeza de no mencionar el cenicero en forma despreciativa.

3.     El plato de sitio o de apoyo que en algunas ocasiones se coloca en una cena, ¿en qué momento se retira?

En ninguno. En algunos sitios lo retiran pero está mal. Sigue indicando “nuestro sitio” en la mesa. ¿Durante el café permanece? Sí. No se quita.

4.     ¿Si no se ha servido champán en una cena, se puede hacer un brindis?

Sabemos que “brindar” es desear un bien y la ausencia del champán no impide que se haga un brindis. Quizás lo unamos a aquella bebida pero siempre será posible brindar con algo.

5.     En una presentación, ¿quién inicia el saludo, la mujer o el hombre? 

La dama es la que toma la iniciativa de tender su mano o acercar su mejilla. Es una práctica social.